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General: – La Increíble Traición
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: ** Genesis **  (Mensaje original) Enviado: 06/07/2013 05:28
 – La Increíble Traición

 

“A mí me dejarán solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo” (Juan 16:32).

La noche antes de su muerte todo un basurero muy real de ayes cayó sobre Jesús. En algún punto entre la oración en el Getsemaní y la farsa del juicio se halla lo que sería la escena más lóbrega del drama de la historia humana.

«Lo acompañaba (a Judas) una gran turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo… Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús» (Mt.26:47, 50).

Judas llegó con una chusma enfurecida. Juan es incluso más específico. El término que emplea es el vocablo griego speira o «un destacamento de soldados» (Jn.18:3). Por lo mínimo una speira indica un grupo de doscientos soldados.

De seguro que en un grupo así de numeroso habrá una per­sona que defenderá a Jesús. Auxilió a tantos. Todos los sermo­nes. Todos los milagros. Así que esperamos por lo menos una persona que declare: «¡Jesús es inocente!» Pero nadie lo hace. La gente que había venido a salvar se volvió en su contra.

Casi podemos perdonar a la multitud. Su contacto con Jesús fue demasiado breve, demasiado casual. Tal vez no sabía otra cosa mejor. Pero los discípulos si sabían. Sabían más. Le conocían a Él mejor. Pero, ¿defendieron a Jesús? Ni en sueños. La píldora más amarga que Jesús tuvo que tragar fue la increí­ble traición de parte de sus discípulos. «Entonces todos los dis­cípulos lo abandonaron y huyeron» (Mt 26:56).

Desde el punto de vista humano el mundo de Jesús se derrumbó. Ninguna ayuda de la gente, y nada de lealtad de parte de sus amigos. Pero no fue así como Jesús la vio. Él vio algo enteramente diferente. No estaba ajeno a las circunstan­cias; sencillamente no estaba limitado por ellas. De alguna manera Él fue capaz de ver bien en el mal, el propósito en el dolor y la presencia de Dios en el problema.

Extracto del libro “3:16. Los Números de la Esperanza”

Por Max Lucado



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