"Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5: 20).
El verdadero espíritu de acción de Gracias consiste en la debida manifestación de gratitud a Dios por todos los favores que nos ha concedido, ya sean estos favores temporales o favores eternos. Implica un reconocimiento y aprecio por todas sus bondades para con nosotros ya que en muchas ocasiones no somos dignos de tales misericordias.
Es necesario que reconozcamos los beneficios que diariamente recibimos de parte de Dios, que estemos dispuestos a reconocerlo públicamente, testificando, que correspondamos a sus favores con obediencia a Su Palabra (Santa Biblia), que le rindamos culto diariamente, que no pase un solo día sin que le alabemos y magnifiquemos Su nombre, con alabanzas, con oraciones, y compartiendo toda dádiva recibida de Su mano con nuestros semejantes.
Debemos mostrar un espíritu de gratitud todo el tiempo porque esto es agradable a los ojos de Dios. Porque es una forma de adorarle, y porque es una característica del reino celestial.
En Apocalipsis 7: 11-12: "Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la Acción de Gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Si los ángeles en los cielos expresan su gratitud a Dios continuamente, cuanto más nosotros debemos manifestar un espíritu de Acción de Gracias