En Dios Confiamos
Una mujer de clase media y su esposo fueron invitados a pasar un fin de semana en la residencia del jefe de su esposo. Este era un empresario muy rico; vivía en una mansión con varios automóviles cuyo costo de cada uno era más alto que el de una casa de precio promedio.
La mujer estaba emocionada por la experiencia que le permitiría compartir el estilo de vida de una persona tan acaudalada. El jefe se esmeró en agradar a sus invitados, tanto en su casa, como en los lugares donde los llevaba.
En cierta ocasión, en el momento en que se disponían a entrar a un restaurante muy conocido por su exclusividad, el jefe, quien iba unos pasos adelante, se detuvo de súbito, mirando hacia el pavimento por un período largo y silencioso. La mujer, extrañada, miró hacia el suelo, pero no vio nada que pudiera llamar su atención excepto una moneda oscura de un centavo y algunas colillas de cigarrillos.
Lentamente, el hombre rico se dobló y tomó el centavo. Lo levantó en alto y sonriéndose, lo echó en su bolsillo como si hubiera encontrado un gran tesoro. ¡Qué absurdo! ¿Qué necesidad tiene este hombre de un mísero centavo?
Mientras comían, el asunto del centavo inquietaba a la mujer. Finalmente, sin poder contenerse, ésta trajo a colación la colección de monedas de su hijo, y le preguntó al hombre si había notado algo fuera de lo común en el centavo que se encontró y guardó.
Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro del hombre mientras sacaba la moneda de su bolsillo; la tomó y se la dio a ella para que la viera.
-“Obsérvela” –le dijo. –“¿Puede leer lo que dice?”
-“Estados Unidos de América.” –leyó ella en voz alta. -“Siga leyendo.” –le dijo.
-¿Un centavo? –contestó ella. –“No, continúe leyendo.”
-“¿En Dios confiamos?” –“Sí.” –dijo él. –“¿Y?” –cuestionó ella.
-“Si yo confío en Dios, -contestó el hombre, -el nombre de Dios es santo aún en una moneda. Siempre que encuentro una veo esa inscripción; está escrita en cada moneda de los Estados Unidos de América, pero casi nadie le da importancia.
Si Dios tira un mensaje al frente mío diciéndome que confíe en Él, ¿quién soy yo para dejarlo pasar? Cuando veo una moneda, yo oro, y me detengo a ver si mi confianza está en Dios en ese momento; la levanto como una respuesta a Dios de que realmente confío en Él. Por un momento, por lo menos, la atesoro como si fuera oro. Creo que es la manera que tiene Dios para comenzar conmigo una conversación.”
Artículo escrito por: Autor Desconocido
“En Dios Confiamos” (In God We Trust)… Por muchos años esta inscripción ha sido parte de las diferentes denominaciones monetarias de los Estados Unidos de América. Sin embargo, como dice el artículo, casi nadie le ha dado importancia al mensaje de advertencia que tales palabras encierran.
Muchos son los que, echando a Dios a un lado, han encomendado su seguridad y su futuro al dios riqueza, sustituyendo la confianza en Dios por el amor al dinero; de lo que dice la Biblia que es la “raíz de todos los males.” (1 Timoteo 6:10)
Varios grupos han tratado de impedir que se continúe imprimiendo lo que ellos llaman el logo de la nación, alegando diferentes razones que sólo a ellos convencen. Y es que, aún en la moneda más oscura la Palabra de Dios alumbra y deslumbra y enceguece con su luz a quienes, por su condición, se resisten al toque divino.
“Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” Juan 3:20-21
¡Cuántos sucesos tristes se han vivido y continúan ocurriendo en USA! Es como si el infierno hubiera desatado todas sus huestes para acabar con su fundamento… valiéndose de supuestos derechos de una cosa y otra que sólo mueven y convencen a los ateos, agnósticos e incrédulos ignorantes. Cuando una nación se aleja de Dios, suceden cosas y el que se resiste a aceptar que el Dios del cielo es soberano, está dando coces al aguijón para su propio mal. “Dios es paciente no queriendo que nadie perezca sino que todos procedan al arrepentimiento.” 2 Pedro 3:9
Gracias a Dios por aquellos/as cuyas rodillas aún no se han doblado ante los baales. “Las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia del Señor.” (Mateo 16:18)
“Bienaventurada es la nación cuyo Dios es el Señor.” Salmo 33:12
Por: Zaida C. de Ramón
Julio 2013