Juicio injusto

“Muchos decían falso testimonio contra él, más sus testimonios no concordaban” (San Marcos 14:56) - Por

¿Cuántas veces ya vimos una película en que alguien es juzgado por un tribunal? En muchas de esas películas pueden verse las declaraciones de los testigos que son interrogados, y las mentiras que se entretejen en el caso. Las personas alteran los datos del expediente, omiten lo que saben, y como consecuencia de todo esto, no es la verdad lo que prevalece sino la mentira. Cuando sucede un juicio en la vida real, muchas veces sucede igual. Existen en muchos casos, poderosos intereses económicos y políticos que no quieren que la verdad y la justicia sea la que impere.

Por eso, rompen con el quórum reglamentario, se reúnen en horas poco convenientes, para que la mayoría del tribunal no esté presente, y podemos hacer una lista interminable de argumentos que generalmente se usan para entrabar y posponer un juicio.

Jesús también tuvo que soportar la mascarada de un juicio injusto. Jesús tenía muchos enemigos. Con las palabras que él predicó, muchos intereses de personas que explotaban al pueblo salieron a relucir, la vida de pecado de muchos fue confrontada. Estos ahora estaban buscando la oportunidad para vengarse. Ellos querían matar a Jesús.

Muchas personas fueron contactadas para dar falso testimonio en el juicio de Jesús. La Escritura nos dice que sus testimonios no concordaban. No había coherencia en lo que ellos argumentaban y se contradecían. Los enemigos de Jesús, no encontraban nada en su vida que pudiese ser usado en contra de él. Jesús era inocente. Tuvo que soportar la mascarada de un juicio injusto. El sanedrín se reunió en altas horas de la noche y deliberó de manera oculta. El hecho de haber sido condenado siendo él inocente, revela claramente la condición humana. Más, este hecho revela mucho más el amor de Dios. Cuando sabemos que Jesús enfrentó este juicio y la muerte de cruz, para pagar por los pecados que él no cometió y que nosotros cometemos, sólo nos queda ser profundamente agradecidos a Dios y confiar el cuidado de nuestras vidas a él. La Pasión y la muerte de Jesús ocurrieron por usted, por mí, y por todos los seres humanos, para el perdón de nuestros pecados. Es totalmente cierto, como lo afirma la Escritura, que este sacrificio de Jesús, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, fue aceptado por Dios. Y tenemos esa seguridad, porque Jesús se levantó de la muerte al resucitar al tercer día.

En el juicio que recibió Jesús, el pecado de la humanidad estaba siendo juzgado. Jesús, el Hijo de Dios, pagó por este mal. Por eso, quien cree en Cristo, tiene el perdón de Dios. Seamos pues agradecidos por esta amor tan grande, y confiemos nuestras vidas a Jesucristo. Amén.

GRACIAS A LA HERMANA SILVIA POR EL FONDO


PEDRO PABLO