Apretarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso duele.
Doblarse el tobillo duele.
Duele golpearse la cabeza con la punta de la mesa,
Duele morderse la lengua, duelen los cólicos,
las caries y las piedras en los riñones.
Pero lo que más duele es extrañar...
Extrañar a tu amigo que vive lejos.
Pero la melancolía más dolorosa
es la de quien ama...
Extrañar la piel, el olor, los besos.
Extrañar la presencia,
y hasta la ausencia consentida.
Podías estar el día sin verlo,
él, el día sin verte,
más sabían que había mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba,
al otro le sobra la melancolía que
nadie sabe como detener.
Extrañar es no saber.
No saber más si él continúa engripandose en invierno.
No saber más si ella contínúa tiñiendose el pelo de rubio.
No saber si él todavía usa la camisa que le regalastes.
si ella continúa prefiriendo Pepsi,
Si él continúa sonriendo,
si ella continúa bailando,
si él continúa surfeando,
si ella continúa amándolo.
Extrañar es no saber.
No saber que hacer con los días que son largos,
no saber como encontrar tareas que paren los pensamientos,
no saber cómo frenar las lágrimas con una canción,
no saber como vencer el dolor
de un silencio que nada satisface.
Extrañar es no querer saber si él está con otra,
y al mismo tiempo querer.
Es no querer saber si ella está feliz,
y al mismo tiempo querer.
Y no querer saber si él está más flaco,
si ella está más linda.
Extrañar es nunca más saber
de quien se ama, y así mismo, doler.