LA LEYENDA DE LOS CELOS En una montaña azul habitaba una linda doncella, que al cantar alegraba el bosque; su sonrisa encantaba a las aves y las flores deseaban con su melodía despertar; el río, con un sinfín de armonías realzaba la sinfonía. Se decía que era una hechicera que con su aroma seducía a los que la llegaran a encontrar. Sucedió un buen día, que la maravillosa hechicera a un caballero encontró. Fue tal su enamoramiento que desdobló sus alas de mariposa y lo cautivó. Con mil detalles lo conquistó, a cada mirada suya le entregaba con mil amores lo que él pudiera desear. Una noche negra pensó que sólo ella debía poseerlo, y la nube espesa de los celos la invadió. Fue convirtiendo su cantar en un reclamo agrio, que exigía su fidelidad hasta en el silencio; lo acosó sin darle tregua alguna; no podía tolerar su ausencia un solo instante, y a través de protestas sin fin, poco a poco lo alejó. Se amargó tanto a sí misma por su afán de posesión, que de hechicera en bruja se convirtió, e hizo de su amor una tragedia sin final. El fin de la historia fue que sola se quedó y ya en la vejez recordó la frescura que tenía para cautivar, y buscando consuelo al bosque regresó, volvió a cantar y aun cuando ya no poseía el encanto de su juventud, con su trato suave volvió nuevamente a las aves seducir, hizo a las flores florecer, el río con su música la volvió a acompañar, y olvidando para siempre la nube negra de la posesión, un buen día se encontró a su caballero ya maduro que seguía suspirando por la doncella que en ese bosque había perdido, al mirarse ambos entendieron que la única forma de continuar esa historia de amor era sin posesiones amarse, y todos los días hechizarse con mil detalles para lograr tejer ese amor que por soberbia un día alejaron, y que ahora sabían lo que tenían que hacer para conservarlo sin temor alguno de perderlo. Moraleja: Amar no es poseer, coaccionar, ordenar, imponer, amar es respetar, confiar, cuidar, sino cuidas tu amor cada día lo acabaras perdiendo como la doncella del bosque y tal vez cuando te dés cuenta sea demasiado tarde. |