El masaje erótico tiene una triple dimensión, por un lado es el preámbulo ideal para la búsqueda del orgasmo mediante el coito, también sirve como relación completa en si misma, llevando a la pareja a gozar en una dimensión desconocida o talvez olvidada y por último como parte de varias terapias sexuales, entre ellas los ejercicios para el tratamiento de la eyaculación precoz, concomitantemente con otros tratamientos. Cada nueva pareja supone aprender a mantener relaciones sexuales con ella, si aprender, porque cada persona es un universo, con gustos, expectativas y experiencias previas que condicionan su ser y actuar en este momento. Cada persona tiene puntos en todo su cuerpo, además de la zonas erógenas, capaces de despertar el placer; descubrirlos es una actividad lúdica muy saludable, estimulante y desestresante. El uso de cremas o aceites aromáticos es muy recomendable. El masaje en los pies es un muy buen comienzo, ya que junto con el placer que proporciona tiene un efecto relajante y revitalizador para todo el organismo. Luego vamos subiendo, evitando en principio las zonas erógenas, los muslos, los brazos, la cara, la espalda y las nalgas son un camino a seguir no un esquema rígido, siempre debemos investigar, variar. En el varón heterosexual, un terreno inexplorado aún para muchos es el estímulo de las tetillas y el esfínter anal. Todavía prejuicios y tabúes, hacen que muchos los rechacen por creerlos actividades con tendencias homosexuales, mostrando talvez que su identidad de género esté determinada en forma negativa, SER varón es NO SER o parecer mujer. Como en todos estos temas, debemos evitar la rutina, el peor enemigo de la sexualidad y potenciar la creatividad, descentralizando el placer de las zonas erógenas primarias, del coito y el orgasmo, aprendiendo a gozar sexualmente en plenitud aun cuando enfermedades, problemas o circunstancias especiales no impidan otro tipo de actividad sexual. JOSÉ LUIS SUREDA |