El 21 de Marzo comenzó oficialmente la primavera. No sé si todos nosotros nos hemos percatado de ello, pero sí lo han hecho los árboles, pájaros, flores.
Hace unos días, los arboles ofrecían unas ramas desnudas y ahora se visten apresuradamente de follaje fresco, nuevo y verde. Los árboles no se resignan a morir; ellos aman la vida.
¿Has contemplado los almendros, los manzanos en flor en medio de los barrancos y de los valles?
Vale la pena en estos días darse la vuelta por esos campos para contemplar la gloria de los árboles en flor; los pájaros que vuelven a cantar con toda sus fuerzas y a formar otra vez los nidos en las ramas de los árboles y en los huecos de los tejados. Cualquier hueco es bueno para poner un nido. Los pájaros aman la vida, desean vivir, a su modo cantan su alegría.
Puede suceder que el hombre, el rey de la naturaleza que resucita tan espléndidamente en primavera, camine por esos campos, atraviese sus caminos y sus ciudades asfaltadas con sus amarguras a cuestas, con sus ojos muertos y su alma cubierta de hielo. No tiene tiempo de contemplar tantas maravillas, tiene mucha prisa, tiene muchos problemas que resolver.
¡Qué lecciones de vida y de optimismo nos puede dar una árbol, un rosal! Lo podaron en invierno, cayó la nieve y el invierno sobre sus ramas, pero no ha muerto, nos ofrecerá en breve las nuevas rosas.
Ese rosal que resucita, ese manzano en flor, ese gorrión cantarín me dice a su manera que yo también debo amar la vida, que debo resucitar con la primavera.
Puedo aprender el secreto de la naturaleza que cada año se renueva en una explosión de verdor, de juventud. Esos arboles añosos, esos troncos ya viejos que cada año ofrecen puntualmente sus hojas verdes, y esos rosales que dan sus mejores rosas, una tras otra y la siguiente más hermosa.
Recuerdo aquellos versos del poeta español Antonio Machado:
"Al olmo viejo hendido por el rayo
y en su mitad podrido
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido...
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida
otro milagro de la primavera".
De ese tronco mío pueden brotar, deben brotar nuevas hojas, flores y frutos.
Que vuelva a ser primavera en mi vida y en el alma, lo que era invierno frío, casi estéril. Piensa que el mismo que resucita al almendro y al manzano, el mismo que hace cantar a los pajarillos puede darte a tí la paz.
Por eso tenía mucha razón aquel que dijo: "en el alma que posee a Dios brilla una perenne primavera".
En esta primavera escucha los pájaros, contempla los árboles en flor y sal al campo, que algo tiene que decirte.
Si yo pudiera llenar de primavera todos los corazones de los hombres... pero no puedo. Dios sí puede, pero le cierran las puertas al creador de las primaveras.