Aún cuando actúe indirectamente a través de un representante autorizado, Él sigue siendo el Poder responsable. La distancia no existe para los Maestros.
En el momento de la Iniciación, el aspirante ve la Luz Verdadera adentro de él, a pesar de que el Ojo Interno, por lo general, está cubierto por un denso velo de oscuridad.
La persona se da cuenta entonces, de que la tradición de la vela encendida que hay en las iglesias y templos, es para recordarle la Luz Divina del Cielo que existe adentro de cada ser humano.
Conforme avanza en el Sendero, esta Luz va creciendo hasta tener la brillantez de varios soles juntos.
Ella comprende que el incesante Sonido que escucha
adentro de su ser,
es el Vínculo Divino llamado Verbo por Cristo, el mencionado en el Corán como Kalma y Nida-i-Asmani, como Nad en los Vedas; como Udgit en los Upanishads, como Sarosha por los Zoroastrianos y como Naam y Shabd por los Santos y Maestros.
A su debido tiempo, se encuentra con el Maestro internamente, habla con Él cara a cara y a partir de ese momento tiene la certeza de Su gracia, de Su guía y de Su protección .
En esta etapa, el iniciado ha obtenido un pase seguro para atravesar la Puerta del Cielo en esta misma vida y está en el umbral desde donde puede tener una visión interna y externa de los secretos de la Naturaleza.
Está llamando en verdad a la Puerta del Cielo o, dicho de otra forma, está a punto de entrar a los mundos internos .