No era feliz...
Entonces, escribió un libro, plantó un árbol,
tuvo un hijo y tampoco pudo decir que lo era.
Entonces, escribió otro libro, plantó más árboles
y tuvo varios hijos, pero nada cambió.
Entonces, escribió sobre el árbol, tuvo cinco mil
libros, plantó a sus hijos, y fue más desdichado.
Entonces, plantó los libros, le escribió a sus hijos
y se sintió más desgraciado.
Entonces, cerró el libro, le habló a sus hijos y
se durmió bajo el árbol para siempre
En ese lugar hay una placa que dice:
"Yace aquí un hombre que se olvidó de amar
a los árboles, a los hombres y a sus hijos"
Jorge Bucay
Rosa I