Dios me pidió un poema sobre las bellezas de la creación,
y me puse a hablar de las cosas que El creó.

Hablé del sol,
y sentí sus manos calentándome.

Hablé de la luna,
y sentí su brillo envolviéndome.

Hablé de la noche,
y sentí sobre mí su manto de estrellas.

Hablé de todo lo verde del planeta,
y sentí su soplo de esperanza.

Hablé de las aguas,
y sentí su inmersión en el misterio de mi espíritu.

Hablé del cielo,
y sentí que su azul me protegía.

Hablé del fuego,
y sentí sus llamas quemando mis penas.

Hablé del aire,
y sentí su soplo divino renovándome.

Hablé de todos los seres,
y sentí su presencia en cada forma viviente.

Y le presenté a El todo lo que escribí:
“Aquí esta el poema que pediste,
espero que apruebes todo lo que escribí...”

Y oí su respuesta:
“Prosigue, aun no has hablado de ti...”
Desconozco el autor...