SER POETA
Ser poeta
es sentir dolor por lo bello,
notar el transcurrir del color
por el cauce del alma.
Ser coherente con lo absurdo
y dar sentido a lo incoherente.
Darse cuenta que los mejores poemas
son los que no se han escrito,
que el verso más imperfecto
es uno mismo
y que la vida es el mas sublime.
Ser poeta
es sentir el ruido de la luz
al atravesar el aire, cual saeta.
Es oír respirar a una flor
y llorar cuando marchita.
Es desarrollar tacto en la mirada
y poder ver con las manos.
Ser poeta
es plasmar en un lienzo
un suspiro o un jadeo
y usar como pincel el silencio.
Es ver los pensamientos
como esculturas abstractas
y plantar cipreses en el viento.
Escribir epitafios compasivos
sobre anónimas tumbas.
Ponerle bridas a las nubes
y cabalgar a lomos del tiempo.
Ser poeta
es fundir con el viento el alma,
pensar que naciste mañana
o quizás moriste ayer,
que hoy es nunca
y que siempre existió jamás.
Ser poeta
es ver el alma con ojos de corazón
y sacarle brillo al sol
con un pedazo de nieve.
Es recibir de los hados y las musas, dones
que son ajenos y extraños
de nuestra humana condición.
El verso es cada día,
el soneto una semana,
y la silva, el romance o la lira,
es la vida del poeta
... consumida.
Luis J. Duende