Para todo peregrino
Que camina con valor
Por la senda que conduce
A los brazos del Señor,
Hay un faro luminoso
Que le presta su fulgor:
Es el santo Jesucristo,
El bendito Salvador.
Para aquel a quien el mundo
Desgarró su corazón,
Deshojó sus ilusiones
Y su alma marchitó,
Hay un bálsamo divino
Que da calma a su dolor:
Es el santo Jesucristo,
El bendito Salvador.
Para el hombre que, perdido
Por el mal que practicó,
De su suerte desespera
Pereciendo de dolor,
Hay un médico divino
Que le brinda redención:
Es el santo Jesucristo,
El bendito Salvador.
Para el huérfano que solo
En la tierra se quedó,
Y suspira por un alma
Que le cuide con amor,
Un amigo hay cariñoso
Que le muestra compasión:
Es el santo Jesucristo,
El bendito Salvador.
Autor: Pedro Castro