Conozco a personas tan infelices que ya no son capaces de albergar
felicidad, y contagian su desdicha a todos cuantos las rodean.
Llenas de autocompasión y rabia, están convencidas de que la
culpa de todo la tienen los demás o la "mala suerte".
También conozco a personas infelices que se convencen a si
mismas de que son muy felices y así lo proclaman a los cuatro
vientos, porque si callaran y escucharan en su interior, se darían
cuenta de que quizá no sea tan cierto.
Y conozco a personas que son felices y, conscientes de su felicidad,
son capaces de apreciarla, de conservarla, de hacerla crecer y de
transmitirla, y lo hacen sin decir nada.
La esperanza es oscilar entre la verborragia y el silencio.
Y quedarse
al fin, en el silencio.
Berna Wang ( "La mirada oblicua")
