"Cuenta la leyenda que un automovilista conducía por la carretera a unos 95 kph cuando vio dos gorriones en una feroz batalla al lado de la carretera.
Se estaban atacando mutuamente con gran furia, y las plumas se veían volando.
A medida que el auto se acercaba, se atascaron en el combate.
Juntos se levantaban por el aire y aleteaban ciegamente hacia el auto.
Haciendo un violento ruido se estrellaron contra el parabrisas dejando una mancha de sangre y plumas.
Estaban tan absortos en su pelea que no vieron un peligro mayor.
Su riña les costó la vida".
Esta pequeña historia sirve para reflejarnos a nosotros mismos y a nuestras actuaciones.
¿Cuántas veces hemos actuado como estas dos avecillas?
Sin darnos cuenta de que en una pelea, nunca gana nadie ,todos pierden.
Nuestras almas se llenen de resentimientos, en enojos que crecen y crecen amargándonos la vida.
No sé porque habrán peleado esos dos gorriones, pero nada es suficiente para perder la vida por ello.
Tampoco vale la pena morir por nuestras riñas.
Aprendamos la lección que nos dejan estos pajarillos.
Olvidemos nuestros agravios, dispongámonos a perdonar, admítamos nuestras equivocaciones, pidamos disculpas por ellas.
d/a
FELIZ DOMINGO