El camello se pinchó con un cardo del camino y el mecánico Melchor le dio vino.
Baltasar fue a... repostar, más allá del quinto pino... e intranquilo el gran Melchor consultaba su "Longinos".
-¡No llegamos, no llegamos y el Santo Parto ha venido!
-Son las doce y tres minutos y tres reyes se han perdido.
El camello cojeando, más medio muerto que vivo, va, despeluchando su felpa entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar, Melchor le dijo al oído: -¡Vaya birria de camello que en Oriente te han vendido! A la entrada de Belén al camello le dio hipo. ¡Ay qué tristeza tan grande en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra a lo largo del camino, Baltasar lleva los cofres, Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba -ya cantaban pajarillos-, los tres reyes se quedaron boquiabiertos e indecisos, oyendo hablar como a un Hombre a un Niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso ni estos tesoros tan fríos, quiero al camello, le quiero, le quiero -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes cabizbajos y afligidos, mientras el camello echado, le hace cosquillas al Niño.
Gloria Fuertes
Buenos días, feliz inicio de semana
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