Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: "POR FAVOR AYUDEME, SOY CIEGO".
Un hombre que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomo el cartel, lo dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el hombre volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien reescribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó "Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras", sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA".