A CRISTO CRUCIFICADO
Anónimo del siglo XVI
No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
¡Tú me mueves, Señor!, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiese infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Padre nuestro, que estas en el cielo
santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino y hagase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día
y perdona nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a los
que nos ofenden, no nos dejes
caer en tentación y libranos
de todo mal... Amén
Que Dios te colme de bendiciones y tus seres
queridos, que llene de luz de amor sus hogares,
te lo deseo de corazón...
Graciela