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Sobre
el mar
No cesan sus
eternos murmullos, rodeando
las desoladas playas, Y el brío de sus
olas
diez mil cavernas llena dos veces, y el hechizo
de liécate les deja
su antiguo son oscuro.
Pero a menudo tiene tan dulce continente,
que
apenas se moviera la concha más menuda
durante muchos días, de donde cayó
Cuando
los vientos celestiales Pasaron, sin cadenas.
Los que tenéis los
ojos dolientes o cansados,
brindadles esa anchura del Janar, como una fiesta
;
y los ensordecidos por clamoreo rudo
o los que estáis ahítos de notas
fatigosas,
sentaos junto a Una antigua caverna, meditando,
hasta
sobresaltaros, como al cantar las ninfas.
Versión de Màrie
Montand
Vi el mar y me dieron deseos de dejar una poesía
Sonia_Tatiana