Los estigmas de la mediocridad intelectual.
En el verdadero hombre mediocre la cabeza es un simple adorno del cuerpo.
El mediocre es solemne.En la pompa grandìlocua de las exterioridades busca un disfeaz para su ìntima oquedad;acompaña con fofa retòrica los mìnimos actos y pronuncia palabras insubstanciales,como si la Humanidad entera quisiese oirlas.
El mediocre parlante es peor por su moral que por su estilo.
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Josè Ingenieros
Baby