Hoy 15 de agosto se celebra en mi pais, Costa Rica, el Dia de las Madres, a todas ustedes, las que parimos y las que no, pero mujeres al fin, siempre adoptamos a alguien o alguienes, aprovecho la oportunidad para desearles FELIZ DIA!!! Porque asi debe de ser, todos los dias son el dia de la mama.
Les dejo este escrito, llamo mi atencion en el periodico de hoy, La Nacion y lo comparto. Besos cariñosos.
No. La profesión más vieja del mundo es ser madre, solo que nadie te reconoce que es un trabajo. No remunerado, con exceso de horas extras y expectativa de cumplimiento de las funciones hasta que un acta de defunción indique lo contrario.
Bueno, no seamos injustos, también tiene sus compensaciones: la cabecita del bebé que mama y su ojillo seriecísimo mirando a mamá derretirse como nieve enamorada; varios dientes de leche que discretamente se negociaron con el ratón; muchas manualidades de dudosa estética pero gran impacto emocional, elaboradas en la escuela; saber que a punta de amor y de deseo inventamos la vida.
Capacidad tan honrosa debería hacernos acreedoras de una serie de reconocimientos. Si crear una rana es cosa seria, no hablemos ya de algo tan risueño como un bebé. Bien mirado, es pasmoso. Todo lo que se dice: que somos la madre tierra, la fecundidad, el ciclo vital de las estaciones de las culturas paganas, todo eso es cierto. Entonces por favor no nos la pongan tan difícil.
Porque, la verdad sea dicha, ser madre se las trae. Demasiados obstáculos en la vía. Para empezar, para ser tres hacen falta dos: para ser madre se necesita el padre. Que no siempre aparece a tiempo, o aparece y se va, o aparece y mejor se fuera. Hacer sola, una tarea de a dos, te lo entristece bastante.
Para continuar, hay que poder decidirlo: que el embarazo no previsto no sea el tsunami que pone de cabeza el barco de tu vida, de tu adolescencia, del número de hijos que querías tener. Hay que ser soberana de su fecundidad.
Para ser madre sin pagar un precio de injusticia hay que poder retomar, con apoyo y sin discriminaciones, el trabajo que nos dota de independencia y dignidad, lo que en castellano significa no tener que nadar contra corriente en un mercado que ve la maternidad como una tara y el ingreso familiar como asunto del marido.
No bastan, pues, el desayuno de hoy y ofrendas materiales del mes de agosto. Los hijos, a buscar la autonomía. Para eso nacieron, para crecer. Los padres, a aprender a ser madres, a dejar aflorar lo maternal y femenino que cargan en sí: los hijos lo necesitan, lo pide a gritos la paz del mundo. Para que una mujer pueda salir de la cocina, un hombre debe comenzar a entrar allí.
Para ser madre y ser feliz hacen falta muchas cosas. Que nadie olvide, por ejemplo, que una mamá, además de madre, es una mujer. Y que las mujeres, a pesar de lo que dijera nuestro mal informado Aristóteles, somos personas, con todas sus aspiraciones, necesidades y derechos.