Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
Ama a tus padres si son justos; si no lo son, sopórtalos.
El que es temido por muchos, debe temer a muchos.
Es más cruel temer a la muerte que morir.
El carácter de cada hombre es el árbitro de su fortuna.
Quien pierde su fe no puede perder más.
Ten en cuenta lo que vayas a decir, no lo que pienses.
Nos interesan los demás cuando se interesan por nosotros.
El hoy es discípulo del ayer.
Tan malo es no creer a nadie como creer a todos.
Pronto se arrepiente el que juzga apresuradamente.
Donde hay concordia siempre hay victoria.
Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo.
Perdona siempre a los demás, nunca a ti mismo.
La lengua maldiciente es indicio de mal corazón.
La absolución del culpable es la condena del juez.
El tiempo de la reflexión es una economía de tiempo.
Por los defectos de los demás el sabio corrige los propios.
¿Quieres tener un gran imperio? Impera sobre ti mismo.
Querer llegar a ser bueno es gran parte de la bondad.
No impongas a nadie lo que tu mismo no puedas soportar.
El que sabe vencerse en la victoria es dos veces vencedor.