Fue un simple sueño, pero el jardinero lo iba a guardar en su pecho durante toda su vida.
Soñó que se encontraba en su jardín, mirando a una Luna entretenida con el canto de los grillos. De repente había visto como su alma se elevaba vaporosamente y ascendía por el cielo hacia la redonda cara de marfil. vió su cabaña y el jardín desde el cielo, y más tarde el pueblo y la comarca y reconoció los lugares por los que solía pasear y las casas en donde vivían sus amigos, mientras los perros lo saludaban con sus ladridos.
Siguió ascendiendo por las alturas hasta que el Sol se asomó por detrás de la tierra, con un estallido de luz que sin embargo no hirió sus ojos. Entonces se dió cuenta de que estaba rodeado del negro terciopelo de una noche eterna, en la que el Sol brillaba con un fulgor indescriptible. Le resultaba muy extraño estar al mismo tiempo en medio del días más luminoso y de la noche más oscura..
Cuando llegó a la Luna no podía apartar su mirada de la Tierra: una preciosa media Tierra azul, flotando en la negrura de un universo que parecía latir.
Su corazón se conmovió.
Y vió con los ojos de su alma el absurdo de las miserias con las que se cubrían los hombres en la Tierra. el desatino del odio y de la guerra, la necedad de la avaricia, la envidia, la venganza y la mentira, la insensatez de las fronteras y los reinos del mundo...Y su corazón floreció con una pasión desbordante de amor por la Tierra, el origen de su existencia, la madre amante que le había nutrido y acariciado.
"Madre...",susurraron sus labios cuando despertó bajo la luz de la Luna.
episodio del libro EL JARDINERO DE GRIAN