Tú no estás pegado a donde estás, a menos que decidas estarlo. Si no conoces la diferencia entre dependencia y goce, pregúntate cómo reaccionarías si, de pronto, un objeto al que das un gran valor desapareciera.
Por cada acto de malignidad hay un millón de actos bondadosos. Recuerda siempre que cada día que miras tu mundo y ves millones y millones de flores que se abren, es Dios quien hace todo sin uso de ninguna fuerza.
Existe una gran mentira: que todos estamos limitados. Nuestros únicos límites son los límites en que nosotros creemos. Una mente en paz, una mente centrada en no dañar a los demás, es más fuerte que cualquier fuerza física del universo.
Sé paciente y amable con cada pensamiento de temor. Practica observando tus temores como testigo y verás como se disuelven.
Nuestras vidas son lo que nuestros pensamientos crean. En lugar de estar en contra del mal, ponte siempre a favor del amor.