…”Me desperté soñándote aquel día en que estrenó mi corazón latido, y le puse tu nombre y tu apellido al cielo, al sol, al mar y a la alegría. Poco después, cuando la tarde fría se echo a morir privada de sentido, supe que, con la luz, tú te habías ido y que jamás la luz retornaría”… Antonio Gala
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