A menudo nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres.
Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares,
del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros.
Proceden de otro lado, del cielo.
Su aspecto es diferente pero nuestro corazón los reconoce
porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna y en las antiguas llanuras de Mongolia.
Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos de guerreros
y convivido en las cuevas cubiertas de arena de la Antiguedad.
Estamos unidos a ellos por los vinculos de la Eternidad y
nunca nos abandonarán.
Es posible que nuestra mente diga: "Yo no te conozco" :
Pero el corazón si los conoce"...
...Y los reconoce, añado yo.
Por éso, amigas/os, todos los encuentros son sagrados.
No nos encontramos con las personas de nuestra vida
porque si, por azar, o por casualidad.
En algún momento de nuestra larga existencia,
hemos hecho citas con ellos, para cumplirlas en algun instante
de nuestro Tiempo, cuando sea necesario y a todos
nos convenga dadas nuestras circunstancias evolutivas.
Los y las que estamos aqui reunidos (as) no nos hemos encontrado
por caprichos del destino o de la informática.
Nos hemos re-encontrado porque asi lo decidimos de mutuo acuerdo.
Y yo estoy contenta, asombrada y agradecida porque
el momento haya llegado.
del libro
"Lazos de amor" de (Brian Weiss)
|