Lucho tiene 95 años y vive en un asilo de ancianos. Todas las noches después de cenar, se recluye en un sector apartado del jardín.
Una noche, María, de 87 años, se le acerca. Comienzan a charlar y el le dice a ella:
- ¿"Sabes que es lo que más añoro de todo"?
¿Que? - dice María
¡El SEXO! - dice Lucho
Con una cara de tristeza María exclama:
-¡"Viejo verde, pero si no se te levantaría ni aun si apuntaran con una pistola a tu cabeza"!
- Ya lo sé, dijo Lucho, pero me encantaría que una mujer me la sostuviera, aunque sólo fuera por un rato...
- "Bueno, yo puedo ayudarte", dijo María; y uniendo el gesto a la palabra.... le baja la cremallera… le saca suavemente el miembrito y se lo mantiene en la palma de la mano. La cara de Lucho era de ¡placer absoluto!
Acuerdan encontrarse secretamente en el jardín cada noche, donde se sentarían a charlar y María se lo sostendría por un rato. Una noche, sin embargo, Lucho no apareció en el lugar a la hora convenida... Alarmada, María empezó a buscarlo por todos lados para asegurarse de que estuviera bien.
Terminó por encontrarlo sentado al borde de la piscina, junto a Paquita, otra compañerita de 78 años, quien estaba sosteniéndosela con la mano. Furiosa, María lo increpó:
- ¡MISERABLE TRAIDOR! ¿QUÉ TIENE ESA PAQUITA QUE NO TENGA YO?
Luchito con todo el placer desbordándole su rostro respondió:
- ¡¡¡PARKINSON!!!