De la boca de los niños y de los que maman;
fundaste la fortaleza.
Salmo 8:2
El Salmo 8 comienza con un contraste asombroso. Al parecer, David
sugiere que, si bien Dios ha revelado Su gloria en los cielos, otra
persuasiva respuesta para quienes objetan Sus verdades surge de
las expresiones de un niño: "De la boca de los niños y de los que
maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer
callar al enemigo y al vengativo" (v.2).
¿Por qué es tan persuasiva la alabanza de un niño? Por un lado, se
debe a que, a diferencia del universo impersonal, un niño puede
conocer y amar a Dios.
Jesús citó el Salmo 8:2 cuando los líderes religiosos se escandalizaron
porque los niños corrían por el templo exclamando: "¡Hosanna al Hijo
de David!" (Mateo 21:15-16). Esos muchachitos sabían —cosa que los
líderes desconocían— que Jesús era el Hijo de Dios largamente
esperado.
Como padre, algunos de los momentos que más recuerdo son cuando
me arrodillaba a la noche al lado de la cama de nuestros hijos, y
ellos le expresaban a Dios lo que tenían en el corazón. La sencillez de
su amor y su confianza mientras oraban me conmovía profundamente,
disipaba mis dudas y temores y me hacía aferrar más a la fe.
Nunca debemos menospreciar a los pequeños que creen en Cristo.
(Mateo 18:6-10). El testimonio de ellos es grandioso, tal como lo es
la proclama del firmamento.
David H. Rooper
Los niños son joyas preciosas de Dios;
ayúdalos a brillar para Cristo.
Examinemos nuestra actitud hacia los niños, y luego
busquemos algunas maneras de ayudarlos a acercarse a Jesús.
A Dios le interesan muchísimo los niños
Dejad a los niños venir a mí,
y no se lo impidáis; porque de los tales
es el reino de los cielos.
Mateo 10.14
En Su amor y mi amor,