Queridos abuelos:
Tienen blancos los cabellos, y arrugas en tu cuerpo, pero hay sabiduría en tus años, la producida por alegría, tristezas o por los daños.
Arrugas por los momentos más felices, o por aquellos que han dejado cicatrices, por el dolor acumulado o los errores cometidos, por haber hecho hermano al enemigo o por haber perdido el mejor amigo.
Sabiduría que brota en tus palabras, en forma de consejos o regaños, advertencias que deben ser tomadas en cuenta y no a la ligera.
Tercera edad, que pausas el caminar, haces lento el hablar, y poco a poco disminuyes las fuerzas, también haces que aprendamos a escuchar.
Por eso Abuelito y Abuelita, no te preocupes si te vas quedando sin dientes, sigue siendo el valiente que siempre admiraré; No te preocupes el ya no caminar aprisa, así nos tardamos más en llegar a nuestro destino, y podrás contarme más historias, de cuando eras niño, de aquellos tiempos mejores que recuerdas con lágrimas.
No te preocupes si hablas despacito, que escucharte por mucho tiempo necesito, para vivir lo que has vivido no sé si la vida me alcance.
No te preocupes, no estás solito, tienes muchos nietos, aunque no conozcas sus nombres, son todos aquellos que esperan que de allá arriba les permitan llegar a ésa bendita tercera edad.
Te queremos
¡Dios los Bendiga Siempre!
“Los nietos son la recompensa de Dios por llegar a viejo”