Evite los honderos
Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Salmo 63:1-3
Había personas en la Biblia llamados honderos (soldados que usaban la honda) quienes derrotaban a sus enemigos lanzando piedras y arrojando tierra dentro de sus pozos, contaminando las fuentes de sus aguas (véase 2 Reyes 3:25).
Todos conocemos personas que lanzan acusación, juicio y crítica a los demás. Ciertamente no queremos honderos en nuestras vida, ni tampoco queremos convertirnos en uno.
No seas como un hondero que contamina su fe personal o la fe de quienes le rodean. Al pasar tiempo con Dios se llenará de "agua viva" (vea Juan 7:18) Usted será edificado y se convertirá en una fuente de ánimo para los demás todo el día.
Joyce Meyer
Amado Padre celestial, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, te ruego que pongas una brasa ardiente en mi boca, guarda en mis labios, que fluya como ríos esa "agua viva: que tú has derramado en mi corazón, que cuando abra mi bocas sea para dar vida a los oyentes, para edificar, construir consolar, fortalecer la fe de los demás. porque sé que daré cuentas de toda palabra que sale de mi boca, como de toda aquella que deje de decir. Señor, hazme tu vocera y purifica con hisopo mis oídos para que sólo escuche tu voz y no la del mentiroso y que jamás acepte basura en ellos. Amén
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