Un día al estar conviviendo con mi hijo mayor,
Cabe aclarar que es un profesionista triunfador,
no se ni como empezamos a evocar la época de su niñez.
Y dijo en tono, que no se si porque estaba sensible,
sentí irónico y con cierto resentimiento:
¿Recuerdas mamá cuando muy enojada me lanzabas objetos
y yo me escondía?
¡Aaah! ¡Cómo me reía de ti!
Al verte salir de tus "casillas".
Al escucharlo, sentí que la ira me dominaba,
iba a empezar
a reprocharle sus palabras,
pero mejor opté por respirar profundo
quedarme callada, no pude evitar
que en mi rostro asomara un gesto de tristeza
acompañado de una lágrima que temerosa
amenazaba con salir.
Entonces el, sintiéndose dueño de la situación,
continuó enumerando mis maldades:
¡Aaaah! Y aquel día que me metiste a palos,
cuando cruzaste mi rostro con una bofetada,
aún recuerdo aquel castigo, una semana
sin juegos y sin televisión.
Jamás olvidaré, cuando ya adolescente,
me reprendiste duramente.
Como vi que ya callaba, entonces dije:
¿Y no te acuerdas el "porque" de esos maltratos?
Tampoco recuerdas cuando:
Te arrullaba de niño en mi regazo
para que no sintieras miedo
a lo desconocido.
Te lastimaste la rodilla y corrí presurosa
deseando mitigar tu dolor
callando tu llanto con besos de amor.
Pasaba las noches enteras velando
tu sueño cuando enfermabas.
Te abrace fuertemente, al llorar
por perder tu primer amor.
Aplaudí con intenso furor
al obtener tu título...
¿Tan pronto olvidaste los miles de esfuerzos
y sacrificios que hicimos tu padre y yo,
para brindarte lo mejor?
Pero que caso tiene seguir recordando
esto, si como dices tú:
¡Era mi deber!
Se que como madre cometí muchos errores,
pues fui aprendiendo contigo mi papel,
sé que a la mejor no era la mejor forma de educarte,
pero sino te hubiera reprendido
hoy fueras un paria de la vida.
¡Se que no dije ni actué como a ti te hubiera gustado!
¡Reconozco no pronuncie las palabras
que hubieras deseado escuchar!
¡Se que no soy la madre que te hubieras deseado tener!
Pero algo que jamás debes de olvidar es:
¡Que todo lo hice por amor,
jamás quise hacer daño!
¡Pues te amo sobre todas las cosas!
Que todos esos "maltratos" que te di,
sino los hubiera hecho a tiempo,
no fueras lo que eres hoy:
¡Un triunfador!
Pero que caso tiene que te lo recuerde,
si solo ¡cumplí con mi obligación!
Pero, si un día te ofendí o te hice daño,
¡perdóname hijo, no era mi intención!
Aracely Casas®
Julio 25, 2011