Hay personas que hace tiempo dejaron atrás su infancia y ya no recuerdan otra cosa, que no sea el cansado día a día:
- No hay más que hacer – piensan – Que sentarse en esta silla y esperar…
Cualquier ruido les molesta, cualquier persona les estorba, sienten que ellos no son los protagonistas de su propia vida.
A veces son mujeres las que lo dejan todo. Dejan tanto, que se dejan a ellas mismas por el camino. Se les olvida cuidar de ellas al igual, que cuidan a sus seres queridos. Esperan al día siguiente sin ganas, deseando que llegue la noche y con ella, amanezca otro día igual.
En otras ocasiones, son hombres los que se sientan a esperar. Esperan el día de mañana, esperan la hora de la cena o el tiempo de ver la televisión.
Todos y todas, aún sin darnos cuenta, podemos vivir esperando, sin apreciar el ahora ni lo que nos rodea.
Como dice el dicho: quién espera, desespera. Y estas personas, suelen estar apagadas, tristes, enfadadas y desesperadas.
Esperan algo, pero no tienen claro que esperan.
Sienten que la vida es solo eso: esperar.
Pero sin moverse, sin actuar, sin poner los medios para que los esperado llegue, es poco probable que los deseos se cumplan.
Si te sientes identificado o identificada con lo que has leído, te ánimo a que te muevas. A que comiences hoy mismo a cambiar.
No esperes a mañana. No sigas esperando.
Ahora es un buen momento para darte cuenta de lo que deseas y hacer algo para conseguirlo.
¡No te desanimes! Los cambios son lentos, pero ocurren.
Puede seguir los siguientes pasos:
Primero: levántate de la silla y coge un papel y un lápiz.
Segundo: Escribe como te sientes y como te gustaría sentirte. También escribe una lista corta y realista de lo que deseas a corto plazo (por ejemplo, hacer ejercicio y ver menos la televisión).
Tercero: Dedica un tiempo a pensar en lo que has escrito. Cuando lo hayas hecho, planifica como puedes introducir esos cambios en tu vida.
Cuarto: Ponte en marcha. Si no estás haciendo nada en ese momento, y tienes tiempo para por ejemplo, salir a caminar: Hazlo. No lo dejes para otra ocasión. Ahora, es el momento idóneo.
Y Quinto: Ten paciencia y constancia. Haz cada día lo que has escrito, sin preocuparte cuando no lo hagas. Si eso ocurre, vuelve a empezar de nuevo por el punto primero, sin remordimientos (piensa, que ese es el momento adecuado para comenzar).
Levántate de tu silla, deja de esperar y ¡Muévete!
GRACIELA