DAME GRACIAS ESTE DIA
Querido Hijo,
Este es el tiempo
en el que nos reunimos tú y yo, en comunión,
y nos sintonizamos en alabanza y gratitud.
Me halaga tanto
que te tomes unos momentos
para hacer una lista de las cosas
por las que me estás agradeciendo.
Hoy, cuando empieces a orar
y en tu corazón
haya un canto de agradecimiento,
no te olvides de darme gracias
por todo lo que yo he puesto en tu universo
y que puedes ver, tocar,
oler, gustar y escuchar.
Ahí están los árboles, las plantas
y las hierbas que usas para sanarte.
Ahí están lo frutos que te alimentan
y están los animalitos de mi creación
que forman una gran cadena biológica
que sustenta a tu mundo... y a tí.
Y ahí también están las flores
con que adornas tu casa y mi altar
y con que alegras tu vista y tus sentidos...
No olvides darme gracias por la luna,
por la oración y por el relámpago
que traen luz a tu vida
cuando el sol se ha ocultado
o cuando las sombras de la duda
han asaltado tu espíritu.
Dame gracias por el viento que limpia,
que arrastra y que transporta. Dame gracias por la tierra,
que, fecunda y agradecida,
cada temporada trae fruto nuevo a tu mesa.Dame gracias por el fuego
que transforma y da vida
y dame gracias por la lluvia y por el agua
que purifican, que renuevan y que nutren.
Cuando des gracias por los pajaritos
y por los trinos que llevan hasta tu ventana,
dame también gracias por la música,
pero también dame gracias por el silencio
porque en él es que me encuentras
cuando necesitas de mi presencia
y cuando necesitas recuperar la paz.
Dame las gracias por tus aciertos
pero también
por los defectos de carácter que te he dado
y por los errores que has cometido en tu vida
porque es gracias a ellos
que has podido conocer la humildad,
la comprensión y el perdón.
Porque es gracias a ellos que hoy
tú eres capaz de arrodillarte
y quitarte tu traje de soberbia.
También dame las gracias por los problemas
y los retos que he puesto en tu vida...
Por el dolor y la tristeza,
por los contratiempos y las pérdidas
porque es gracias a ellos
que tú eres una persona más madura,
más humana y más profunda.
Eres como el árbol,
que vive de lo que tiene sepultado.
Cuando me des gracias por la comida,
no olvides orar por aquéllos
que no tienen qué comer.
Cuando agradezcas tu fuente de trabajo
y el techo que he puesto sobre tu cabeza
para protegerte,
acuérdate y pide por aquéllos
que no tienen trabajo
y que carecen de un lugar
al cual pueden llamar hogar.
Ora un momento por la viuda,
por el huérfano,
por el que está en la cárcel del condado
o en la cárcel de su ceguera emocional.
No olvides darme gracias por tu cuerpo,
por su salud y por su enfermedad,
por su vitalidad
y por sus momentos de quebranto...
porque es gracias a ellos
que eres capaz de ser compasivo
y ayudar a otros que sufren.
En el momento de darme gracias
por tus hijos y por tu familia,
acuérdate de pedir también
por aquellos que están solos
y por aquellos en cuyas mesas,
hay un lugar vacío.
Querido hijo:
No tomes nada de lo que yo te he dado,
a la ligera.
Tienes muchas cosas qué agradecer...
Cuídalas...
Valóralas...
Disfrútalas...
Finalmente,
quiero pedirte que no te olvides de Mí.
Todos los días antes de ir a tu trabajo
y cuando te vayas a descansar,
toma unos momentos
para darme gracias por lo que tienes
y por lo que no tienes...
y comunícate conmigo.
Pídeme que me quede contigo...
que es ahí donde me gusta estar.
Tu padre que te ama...
Dios
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