Gracias a la estela que deja el amor a su paso por mi vida.
Gracias al valor que tiene la amistad.
Gracias por la luz que encuentro en la oscuridad.
Gracias por el reflejo de la luna, por la inmensidad del mar.
Gracias a las estrellas, que tantos sueños atrapan.
Gracias al cielo, por creer en la esperanza.
Gracias a la tierra, por cobijar mi camino.
Gracias por tu mirada, que atiende con sincera cautela a la mía.
Gracias por tus palabras, que escriben con letra grande cuanto siento.
Gracias por ser sombra protectora de mis contrariedades.
Gracias por cuanto me das.
Gracias por enseñarme a perdonar, a errar, a ser un mero humano que transita por los designios del destino.
Gracias por lo que prefieres no olvidar y quieres recordar.
Gracias por “tenerte” , aún cuando mis ojos no te ven.
Gracias por tu capacidad de comprensión cuando poco es entendible en mi.
Gracias por escuchar el mensaje que tu alma me brinda, aunque creas que he cerrado mis oídos.
Gracias a ése ángel guardián que cuida mis pasos y acolcha mis caídas.
Gracias por esos silencios que tanto consuelan en la rutina de la vida.
Gracias por los instantes de soledad elegidos para mi tranquilidad.
Gracias por entenderme, por aceptarme y respetar cuanto ocurre por mi debilidad.
Gracias por enseñarme a intentar ser mejor persona.
Gracias por tu sabia paciencia, por tus instantes de espera.
Gracias por la sonrisa que con su luz ilumina los segundos de mi reloj vital.
Gracias por la calidez tus abrazos.
Gracias por regalarme la aterciopelada caricia de tu compañía.
Gracias porque aunque no “estés” sigues en mí como parte importante que fuiste, como bálsamo que eres en mi corazón.
Gracias por cada instante vivido, por cada melodía escuchada a tu lado.
Gracias por crecer en el vientre de mi ternura y ver crecer tu amor. Gracias por ésa llamada que tanto esperó la añoranza.
Gracias por esos sueños que se pudieron convertirse en realidad.
Gracias por ser mis ojos frente a una vida que me ciega, que deslumbra mi razón.
Gracia por ésas mágicas noches en las que buscamos quimeras y encontramos su resplandor.
Gracias por amansar mis inquietudes y calmarlas con los besos de tus palabras.
Gracias por endulzar el agrio sabor de mis problemas.
Gracias por compartir mis risas y secar mis lagrimas.
Gracias por ser mi maestro en los instantes de lo cotidiano, en lo que es esencial para entender la vida, como vida que es.
Gracias por haberme elegido para estar a tu lado.
Gracias por dejarme volar sin ataduras ni limitaciones; por sentir mi libertad.
Gracias por ser cómplice de cada uno de mis pequeños secretos.
Gracias por rescatar mi optimismo, por alejar lo que no es bueno para mi paseo terrenal.
Gracias por enseñarme que la magia que acerca cielo y tierra existe si confiamos en nuestro interior.
Gracias por reírnos juntos ante esas pequeñas cosas que hacen grandes los momentos.
Gracias por hacerme ver que una piedra en el camino puede no pesar tanto como imaginaba.
Gracias por percibir que hay vida más allá de lo que mis ojos intuyen.
Gracias por existir, por ser, por estar, por ser parte de mi presente, de mi pasado.
¡GRACIAS!
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