Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida etena. —Juan 6:68
Un misionero que trabajaba con Evangelismo Subterráneo contó una historia acerca de un creyente en Rusia antes de la caída del comunismo. Al saber que un amigo había conseguido una Biblia, le pidió que se la prestara. Sin embargo, su amigo leía el precioso Libro cada noche hasta las 10 p.m. Así que cada noche durante ocho meses, desde las 10 p.m. hasta las 2 a.m., ese creyente dedicado copió laboriosamente la Biblia de su amigo. Finalmente, cuando algunos compañeros cristianos lo visitaron trayéndole Biblias, él intercambió su obra de amor manuscrita por varios ejemplares.
Imagina que no tienes acceso a una copia de la Biblia. ¿Qué precio pagarías por obtener una? Llevemos está pregunta a un nivel más profundo.
Cuando las enseñanzas de Jesús comenzaron a "ofender" a aquéllos que lo estaban siguiendo, muchos eligieron irse (Juan 6:60-66). Así que les preguntó a Sus discípulos, "¿Acaso queréis vosotros iros también?" (v.67). Pedro respondió, "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (v.68).
Pedro sabía que Jesús era el Verbo vivo —Dios rvelado en la carne. Él estaba dispuesto a abandonarlo todo en esta vida por seguir a Aquél quien es el Camino, la Verdad, y la Vida.
¿Tenemos el compromiso de Pedro? ¿Tenemos la devoción de aquel creyente ruso? ¿Qué precio pagaríamos por el Libro? ¿Por nuestro Señor?
—David C. Egner
No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios Mateo 4.4 Su Palabra es como una espada que traspasa el corazón y juzga los pensamientos y las intenciones, arrojando luz a las tinieblas que hay en nuestra alma. Este libro nos dice no sólo quién es Dios, sino también quiénes somos nosotros.
Una medida de nuestro amor por Dios es nuestro amor por la Palabra escrita y nuestro amor por el Verbo Vivo.
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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