LA COSTRA
Tropiezas con una piedra y te caes al suelo. Cuando te levantas, notas que te sangra la rodilla y tienes una gran herida que no te permitirá poder caminar bien.
Y duele, duele mucho, así comienza el doloroso proceso del cambio cuando hemos sufrido.
Si no lavas esa herida, pude llegar a complicarse demasiado.
Es decir, si tú no comienzas a sacar todo eso que te causa dolor, y tratas de ocultarlo... la herida sanará mal... ¡Tú sabes que has llegado al extremo máximo... y sabes que es necesario cambiar!
Si observas la costra, y la tocas... dolerá, se encuentra inflamada y enrojecida...y tú... quieres ignorarla... pero ahí esta, dañándote, y sabes que bajo la superficie, ¡suceden muchas cosas! ¡se ha llenado de pus!... porque empezaste demasiado tarde a desechar todo el sufrimiento, el temor, la angustia, el dolor...
Y ahora, dolerá aún más... porque sabes que tendrás que ¡arrancar la costra y lavar la herida... pero esta vez lo harás bien... ¡con estropajo y jabón, restregando, y restregando! hasta que la sangre mala se haya ido, y sangre nueva comience a salir...
Tendrás que hablar de las cosas que tanto te han dolido, y llorarás y sufrirás más aún, porque todo eso que te daña lo tenías guardado sin querer darte cuenta que te lastimaba profundamente, y no querías recordarlo y no querías hablar de ello, por temor a verte así... llorando desconsolado... como un niño...
Querías guardarte muy al fondo de tu corazón todas aquellas palabras o insultos que te han hecho vivir desdichado, o todos aquellos malos pensamientos que te causaron remordimientos...
La herida dejará de sangrar, después le pondrás quizá un poco de medicamento en polvo para que comience a secar y sanar...
Ahora te sientes más tranquilo porque te has deshecho de toda esa pus que te martirizaba y no te dejaba ser feliz...
Has comenzado el proceso del cambio... y debes sentirte feliz y satisfecho porque has empezado a vencer el miedo, y las conductas destructivas... Pero siguen pasando más cosas en tu rodilla.
A medida que el coágulo empieza a endurecerse y a secarse, se va formando una costra.
Las costras suelen tener aspecto de corteza y son de un color rojo oscuro o marrón.
Así poco a poco con ayuda de tu terapeuta empezarás a notar el cambio en tu vida, y ya no dolerá tanto lo que has podido desechar, te darás cuenta que en la vida, podrás tropezar muchas veces... pero has aprendido a curarla... intenta no tocarla.
Si te rascas o arrancas la costra, puedes deshacer la reparación y desgarrar de nuevo la piel, lo que significa que probablemente tarde más tiempo en cicatrizar.
Incluso te podría quedar una marca.
Con el tiempo, la costra se cae para revelar la nueva piel. Esto quiere decir que si dejas de luchar... que si te das por vencido... de nada te habrá servido la curación que te has hecho... porque nuevamente comenzarás a caer en el miedo y la frustración...
Así con el tiempo te darás cuenta que la costra ha caído, y solo queda una piel rosada y sensible...
Ahora, sabes que ha valido la pena el dolor y el sufrimiento, porque ya no hay más costra, solo queda la cicatriz... y sabes que ahí esta, pero ya no te hace más daño... ¡porque ha sanado! Así que nunca dejes pasar por alto tu costra...