PARTÍCULA DE DIOS (2)
Explicábamos ayer que el denominativo popular “partícula de Dios” para el bosón de Higgs fue producto de la ocurrencia de un editor, y que en realidad no tiene connotaciones místicas de ningún tipo.
Hasta donde sabemos, la materia se constituye de siete partículas elementales, que no pueden ser subdivididas más: seis tipos de quarks y el electrón.
El problema que se suscitaba era que, siendo todas ellas partículas elementales, cualquiera de los seis tipos de quark tenía mucha más masa que un electrón, y en especial uno, el quark cima, evidenciaba una masa que superaba en 350 mil veces a la del electrón. Una imagen muy utilizada para visualizar la diferencia, es pensar en los quarks como ballenas azules, y en el electrón como sardinas.
Cualquier interacción entre partículas, según lo entiende la Física actual, debería darse a través de otro tipo de partículas, los bosones, que son llamadas “portadoras” (porque transmiten una propiedad dada de una a otra partícula).
La hipótesis que parecía más probable fue propuesta en la década de los sesenta por el físico Peter Higgs y seis colaboradores. Pero para explicarla tenemos que dar un rodeo.
Volvamos a la imagen de la sardina y la ballena. Es claro que la sardina tiene mucho menos masa, y que eso le permite desplazarse en el agua con mayor agilidad, a pesar de que la resistencia del medio en que se desenvuelve. La ballena encontrará una resistencia igual, pero se moverá más lento, pues su gran tamaño sólo le permite hacer movimientos más grandes y poderosos, que producen desplazamientos mayores. Puestas a competir en una carrera imaginaria, en línea recta, posiblemente la ballena incluso supere a la sardina, aunque sus movimientos sean más despaciosos.
Higgs, quien fue el que tuvo la inspiración inicial, elaboró con sus colaboradores un esquema por el cual debía existir una especie de campo, análogo al agua pero en términos de partículas, que explicaría por qué los quarks y los electrones presentan masas distintas. Se le denominó mecanismo de Higgs, y lo que haría es interactuar con las partículas de modo que les ofrecerían mayor o menor resistencia al avance (por decirlo así). Es esa mayor o menor resistencia al avance lo que denominaríamos “masa”. Pero para demostrarlo, debía detectarse una partícula portadora, un bosón correspondiente. Ése es el bosón de Higgs.