LÁGRIMAS OLÍMPICAS
Serena Uribe me consulta: “En los Juegos Olímpicos de este año, se pudo ver a una esgrimista coreana que estuvo llorando durante varios minutos sin querer retirarse a pesar de que había perdido según los jueces. ¿Tenía razón en su protesta o simplemente fue una mala perdedora?”
En el esgrima, disciplina en la que competía esta atleta surcoreana, de nombre Shim Lam, contra la alemana Britta Heidemann, cada vez que uno de los contendientes da un toque con la punta del acero a su contrincante, se le asigna un punto y el reloj de la competencia se detiene automáticamente. Ese cronómetro se pone manualmente en marcha de nuevo cuando el árbitro o la jueza principal de la disputa da la señal correspondiente (usualmente juntando las manos, como si se fuera a dar una palmada, a la altura de cintura).
En este caso, si no me equivoco, faltando un segundo exacto la alemana le dio un toque a la coreana, con lo que la empató 5 a 5. Como la coreana tenía prioridad (es un poco difícil explicar por qué, no hay suficiente espacio, y francamente además no lo entiendo muy bien, así que mejor no me meto en lo que no comprendo para no confundirlos, así que confiemos todos en lo que reportaron con respecto a ese dato a favor de la coreana), de mantenerse ese marcador, Shin Lam hubiera pasado a la semifinal.
En ese segundo faltante, la alemana pasa al ataque, se da un intercambio y la alemana aparentemente da un toque, pero el mismo, según protesta del entrenador coreano, ocurrió después de transcurrido el segundo que faltaba. Mientras la protesta se efectuaba, el entrenador le ordenó a Shin que no abandonara la plataforma de esgrima, pues hacerlo implicaba aceptar la decisión.
Pero un análisis detallado del video revela que la alemana se movió 53 centésimas de segundo antes de que la jueza diera su señal de inicio, y el reloj comenzara a caminar. Aunque su toque se dio dentro del segundo que marcaba el cronómetro, en realidad todo su movimiento desde el arranque hasta el toque duro 1 segundo con 53 centésimas. Es decir, que la delegación coreana tenía toda la razón.
Hay que decir que tampoco fue que la alemana se adelantara a propósito, sino que vio la señal de la jueza y arrancó bien, pero quien tardó esas 53 centésimas en reanudar el cronómetro fue el juez o la juez de mesa encargada de esa tarea, y por eso ella pudo hacer el toque dentro del tiempo regulado.