PEQUEÑAS PREGUNTAS (1)
He aquí varias de lasque llamo “pequeñas preguntas”, consultas enviadas por lectores que son interesantes pero cuyas respuestas no bastan para toda una columna. Por cuestiones de espacio no hago constar los nombres.
¿Es cierto que los tiburones no duermen?
Depende de lo que denominemos “dormir”. Si por ello entendemos ese estado inconsciente en el que entramos en una actividad física y mental mínima, y además soñamos, entonces son pocos los animales que lo hacen. Casi todas las especies de insectos, sobretodo en su etapa adulta, permanecen activos desde su salida del huevo hasta su fallecimiento. Lo mismo ocurre con los peces. Incluso en el caso de mamíferos superiores, aunque casi todos duermen, en el caso de los delfines y ballenas lo que hacen es que alternan los periodos de descanso entre sus dos hemisferios cerebrales. Y en cuanto a los tiburones, ellos necesitan permanecer en movimiento para poder respirar (haciendo que el agua pase a través de sus branquias), pero algunas especies son capaces de entrar en letargos en el fondo de los arrecifes coralinos, colocándose de modo que una corriente de agua los oxigene.
¿Tiene sentido regalar chocolates en el día de los enamorados, o para conquistar a la novia o el novio?
Pues, aparte de que el chocolate es delicioso y estimula a nivel cerebral una sensación de bienestar, se ha descubierto que uno de sus compuestos, la fenilatilamina, es exactamente la misma que produce el organismo cuando las personas se enamoran, así que algo de cierto debe haber.
¿Cuál es la apuesta más rara que se haya hecho?
Yo tengo dos candidatas.
La primera fue la que hizo David Threlfall ante la compañía de apuestas William Hill. En 1960 apostó a que la humanidad llegaría a la Luna antes del 1° de enero de 1970, y como lo creyeron lunático (literalmente) la casa le ofreció 1000 libras por cada una que él pusiera en la mesa Threlfall apostó 10 libras, y en 1969, cuando Neil Armstron puso pie en la superficie lunar, ganó 10.000 libras. Desgraciadamente, con ellas se compró un auto deportivo último modelo, en el que falleció en un accidente meses después.
Y la segunda es derivación de la primera. Quizá “ardida” por perder tanto dinero, inmediatamente la casa Hill abrió una apuesta, donde paga 100 a 1 a quien logre demostrar que el alunizaje fue falso… ¿malos perdedores?
Continuamos mañana.