LOS NOMBRES DE LOS CONTINENTES
He aquí una columna rescatada de la ceveteca, como suelo hacer los sábados, a petición de uno o varios lectores: “¿Por qué los continentes tienen sus respectivos nombres?”
Europa era una ninfa, una figura femenina mitológica propia de los bosques, de la cual se enamoró Zeus, dios que se transformó en toro blanco para atraerla y llevársela a Creta (el toro en que Zeus se convirtió es el mismo que de la nombre a la constelación de Tauro). Los griegos denominaban Europa a la parte continental de su civilización, en oposición a las islas, y por extensión se terminó llamando así a toda la tierra firme a la que Grecia pertenece.
Asia era también una figura mítica griega, hija de Tetis (madre de los ríos) y Océano (padre de los mares). En realidad no encontré cuál es la relación directa que incidió en que los territorios al este del Mediterráneo fueran bautizados con su nombre, aunque se me ocurre que tiene que ver con el hecho de que es allí donde se encuentran muchos de los mares y ríos más importantes de la antigüedad.
Sobre el nombre de África conozco dos posibilidades. La primera, que proviene de la palabra griega similar que significaba “abandonado al sol o, cálido, carente de frío”. La segunda es que deriva del nombre de una deidad griega del mismo nombre, pero no obtuve datos específicos sobre la misma.
América, según se entiende, proviene del nombre del cartógrafo Américo Vespucci, presuntamente porque fue el primero en percatarse de que se trataba de un continente nuevo.
Oceanía no es, en rigor, un continente, puesto que es más bien un conjunto de archipiélagos esparcidos por el océano pacífico, pero dado que constituyen en conjunto una masa de territorio considerable, y tienen además aspectos culturales y geográficos en común, se agrupó a toda esas islas en un continente virtual, el cual fue apropiadamente bautizado en honor a su condición oceánica.
El continente Ártico deriva su nombre de la antigua palabra griega “artkos” , que significa “oso”, debido a que sobre él se encuentra la estrella Polar, que forma parte de la constelación de la Osa Menor.
Por último, la Antártida se forma al unir a “artico” el prefijo “ant” (antártica), que significa “contrario” u “opuesto.