LEYES DE MURPHY
He aquí una nueva colección de las gustadas Leyes de Murphy, que hace un buen rato no vuelvo a publicar en estas columnas.
Aquello que has guardado durante años, lo botas, y a la semana siguiente lo necesitas urgentemente.
La ayuda de Windows nunca te ayuda. Da igual por dónde abras la caja del medicamento: siempre te estorbará el prospecto de instrucciones que viene dentro.
Cuando estés con las manos llenas, o en el dentista, o con guantes, o en cualquier situación en la que no te sea posible rascarte, te picará intensamente la nariz.
El que ronca más fuerte es el que se duerme primero.
Cuando por fin logres contestar el teléfono, ya habrán colgado. Corolario: si has estado esperando una llamada ocurrirá justo cuando no puedas contestarla.
Los seguros lo cubren todo, menos lo que realmente ocurre.
Si tienes que tomar el bus, será justamente tu ruta la que tenga la fila más larga. Y si no hay fila, el bus partirá justo antes de que lo alcances, por mucho que corras.
Siempre habrá quien mire tus errores, y quien ignore tus aciertos.
La mitad de los usuarios lee el manual de instrucciones después de estropear el artículo o aparato. La otra mitad tratará de arreglarlo sin ver el manual de todos modos.
Si algo sale mal, siempre habrá quien diga que sabía cómo evitarlo.
Puede que no te haya costado desempacarlo, pero te será imposible volverlo a meter en el paquete.
Da lo mismo lo mal que te sientas, siempre encontrarás a alguien que te cuente cómo se siente peor.