SAN SALVADOR
Continuamos hoy evacuando dudas relacionadas con la llegada de la expedición comandada por Cristóbal Colón a nuestro continente.
Uno de los misterios no resueltos es el sitio al cual llegó esa expedición. Según el relato de Colón mismo, la isla o cayo que él bautizó como San Salvador era denominada por los nativos lucayos o taínos Guanahani (el acento va en la tercera “a”).
Lo único que se tiene claro es que pertenece a las actuales Bahamas (debido a las descripciones del propio Colón, y a estudios sobre corrientes marítimas y dirección de los vientos, se sabe que no pudo ir mucho más al norte o mucho más al sur). Pero la ubicación precisa de la misma ha sido un misterio de casi imposible resolución.
Aunque desde 1890 se señala a la isla Watling (también conocida, desde 1925, precisamente como San Salvador), la misma se dio más por su aproximación al centro y en el borde exterior al Atlántico del archipiélago. Pero diversos estudios señalan nada menos que 9 candidatas más que se encuentran dentro de las coordenadas posibles y se corresponden con la descripción dada por Colón.
De hecho, hoy se tiene casi por seguro que la isla Watling no fue la que recibió a Colón y sus barcos esa madrugada del 12 de octubre, debido a que sus características son muy diferentes a las que el navegante describe en su diario.
Las candidatas más probables son dos.
Uno que pinta muy bien es el cayo occidental (otros proponen el oriental) de una pareja de islitas conocidas como Cayos Franceses o Cayos Plana, una pequeña y angosta isla de poco más de 9 kilómetros de largo por un kilómetro de ancho (un poco más grande que Puntarenas, desde Chacarita hasta la Punta), que fue célebre hace un tiempo por ser el último refugio natural de la hutía de las Bahamas, una especie de roedores grandes cuyos últimos pobladores aparecieron en 1966 (a pesar de que se pensaba que estaban extintos) y fueron trasladados a un centro de conservación.
Pero la mejor candidata es la isla Samaná, ubicada un poco al norte de los cayos Plana, pues todas sus características calzan exactamente con el relato del diario de Colón, y además náuticamente tiene las mayores posibilidades de ser el lugar al que arribaron las naves del genovés.