El asombroso Arte aborigen australiano
Como en otras civilizaciones, el arte aborigen australiano es inseparable de su función ritual y religiosa, función que abarca —entre otros rasgos— la pintura de las piedras y la del propio cuerpo.
El arte aborigen tiene una historia de más de 50.000 años, como demuestran las antiguas pinturas sobre corteza de árbol localizadas en zonas del interior de Aus
tralia, que son incluso anteriores a las pinturas rupestres de Altamira y de Lascaux.
La función y el valor original del arte aborigen son de naturaleza sacra, al igual que la visión que tenían de la vida los primeros habitantes de este continente. Si bien en la actualidad se ha perdido ese carácter sacro de las primeras pinturas rupestres para adaptarse a las exigencias de un público internacional, también la producción aborigen contemporánea bucea en las raíces de la antigua percepción mística del mundo.
El estilo de los diseños varía según la zona: en ocasiones nos encontramos ante tendencias figurativas, como en la parte oeste de la Tierra de Arnhem, mientras que al este, en la zona de Yirrkala, los diseños tienden a una mayor abstracción y geometrización.
El concepto de sueño está presente también hoy día en la cultura aborigen; no se refiere solo a los mitos de la creación, sino también al paisaje y su estrecha relación con los aborígenes. Además, según creencias totémicas, los espíritus de los antepasados continúan viviendo en los individuos actuales, definiendo su identidad social y sus responsabilidades espirituales. Los sueños representan, por tanto, un nexo de unión con el pasado, y al mismo tiempo, la fuente del saber primordial. Las pinturas que aparecen en muchos objetos simbólicos, así como en armas, representan estos mitos asumiendo un significado sagrado; las incisiones en piedra y las pinturas sobre corteza o sobre el suelo testimonian que el acto de pintar es un acto ritual.