La princesa y el enano. Edgar Alan Poe.
08/07/08
Había una vez una princesa que vivía en un palacio muy
grande.
El día en que cumplía trece años, hubo una gran fiesta con
trapecistas, magos, payasos... Pero la princesa se aburría...
Entonces
apareció un enano, un enano muy feo que daba brincos y hacía piruetas en el
aire. El enano fue todo un acontecimiento.
-"Bravo, bravo" decía la
princesa aplaudiendo y sin dejar de reír, y el enano, contagiado de su alegría,
saltaba y saltaba, hasta que cayó al suelo rendido...
-"Sigue saltando,
por favor", dijo la princesa.
Pero el enano ya no podía más. La princesa
se puso triste y se retiró a sus aposentos...
Al rato, el enano,
orgulloso de haber agradado a la princesa, decidió ir a buscarla, convencido de
que ella se iría a vivir con él al bosque...
"Ella no es feliz aquí",
pensaba el enano. "Yo la cuidaré y la haré reír por siempre"... El enano
recorrió el palacio, buscando la habitación de la princesa, pero al llegar a uno
de los salones vio algo horrible...
Ante él, había un monstruo que lo
miraba con ojos torcidos y sanguinolentos, con unas manos peludas y unos pies
enormes. El enano quiso morirse cuando se dio cuenta de que aquel monstruo era
él mismo, reflejado en un espejo...
En ese momento entró la princesa con
su séquito. "Ah, estás aquí, qué bien, baila otra vez para mí, por
favor"...
Pero el enano estaba tirado en el suelo y no se movía. El médico de
la corte se acercó a él y le tomó el pulso...
-"Ya no bailará más para
vos, princesa", le dijo.
-"¿Por qué?", preguntó la princesa.
-"Porque se
le ha roto el corazón"...
Y la princesa contestó: "De ahora en adelante,
que todos los que vengan a palacio no tengan corazón"...
Moraleja (si la
tuviera): a veces es triste darse cuenta de que el corazón ha dejado de latir, y
se ha perdido en el tiempo ...