VIII
Cuando miro
el azul horizonte
perderse a lo lejos,
al través de una gasa de
polvo
dorado e inquieto,
me parece posible arrancarme
del mísero
suelo,
y flotar con la niebla dorada
en átomos leves
cual ella
deshecho.
Cuando miro
de noche en el fondo
oscuro del cielo
las estrellas temblar, como
ardientes
pupilas de fuego,
me parece posible a do brillan
subir en un
vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas
en lumbre encendido
fundirme
en un beso.
En el mar de
la duda en que bogo
ni aun sé lo que creo;
¡sin embargo, estas ansias me
dicen
que yo llevo algo
divino aquí dentro!...