BANDONEÓN
me jode confesarlo pero la vida es también un bandoneón
hay quien sostiene que lo toca dios pero yo estoy seguro que
es troilo ya que dios apenas toca el arpa y mal
fuere quien fuere lo cierto es que nos estira en un solo ademán
purísimo y luego nos reduce de a poco a casi nada y claro nos
arranca confesiones quejas que son clamores vértebras de
alegría esperanzas que vuelven como los hijos pródigos
y sobre todo como los estribillos
me jode confesarlo porque lo cierto es que hoy en día
pocos quieren ser tango la natural tendencia es a ser
rumba o mambo o chachachá o merengue o bolero o tal vez casino
en último caso valsecito o milonga
pasodoble jamás pero cuando
dios o pichuco o quien sea toma entre sus manos la vida bandoneón
y le sugiere que llore o regocije uno siente el tremendo
decoro de ser tango y se deja cantar y ni se acuerda que allá
espera el estuche.
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