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REFLEXIONES: MI REINO POOR UN CABALLO
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De: Tatiana (Mensaje original) |
Enviado: 29/01/2010 20:22 |
MI REINO POR
UN CABALLO
Mi reino por un caballo... Así reza la
frase tan conocida que se funda en la muerte del rey inglés Ricardo III,
derrotado en la batalla de Bosworth, en 1485, e inmortalizada por el célebre
Shakespeare. Cuentan que el rey Ricardo se
preparaba para la batalla mas importante de su vida, en tanto un ejército
conducido por Enrique, conde de Richmond, lo acosaba para decidir quien
gobernaría Inglaterra. La mañana de la batalla, Ricardo envió a
un palafrenero a comprobar si su caballo favorito estaba preparado, con sus
herraduras listas para cabalgar al frente de sus tropas. El
herrero le dijo que debía esperar pues tenía que conseguir más hierro. Pero ante
la insistencia y el avance de los enemigos del Rey el herrero puso manos a la
obra, y con una barra de hierro hizo cuatro
herraduras. Las moldeó y las adaptó a los cascos del
caballo y luego empezó a clavarlas. Poco después de clavar tres herraduras,
descubrió que no tenía suficientes clavos para la cuarta por lo cual se arregló
como pudo para colocarla, pero no quedó tan firme como las
otras. Los ejércitos chocaron, y Ricardo estaba en lo más duro del
combate, alentando a sus hombres y luchando contra las líneas de
Enrique. Desde su puesto de lucha notó que algunos de sus
hombres retrocedían, y para evitar un desbande espoleó su caballo y enfiló hacia
la línea rota, ordenando a sus soldados que no abandonaran la
batalla. Estaba cruzando el campo cuando su caballo perdió una
herradura, tropezó y rodó, y Ricardo cayó al suelo. El caballo asustado, antes
que el Rey pudiera reponerse, echó a
correr. Ricardo , en tanto veía como sus soldados
daban media vuelta y huían, y las tropas de Enrique lo
rodeaban... Agitando su espada Ricardo gritó
entonces ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo! Pero no había
ningún caballo para él. El ejército se desbandaba, y sus tropas sólo pensaban en
salvarse. Poco después los soldados de Enrique dieron cuenta de él, y la batalla
terminó. Por un clavo se perdió una
herradura, por una herradura, se perdió un
caballo, por un caballo, se perdió un caballero, por
un caballero, se perdió un ejército, por un ejército se perdió una
batalla, por una batalla, se perdió una
guerra y por una guerra se perdió un reino. Esta anécdota nos enseña
que hay que cuidar los pequeños detalles. y que la soberbia es mala
consejera. Antes de emprender cualquier empresa hay que
meditar las consecuencias de la misma, ser conscientes de nuestras limitaciones,
y tomar los recaudos necesarios, para lograr el éxito, o eventualmente no morir
en el intento...
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De: Tatiana |
Enviado: 25/01/2013 01:53 |
Antes de emprender cualquier empresa hay que
meditar las consecuencias de la misma, ser conscientes de nuestras limitaciones,
y tomar los recaudos necesarios, para lograr el éxito, o eventualmente no morir
en el intento...
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