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REFLEXIONES: RELATOS PARA REFLEXIONAR
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De: Tatiana (Mensaje original) |
Enviado: 26/01/2013 22:51 |
- lado de una montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido
a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le
llegaba hasta la cintura; tenía los ojos celestes, hermosos y maravillosos.. 10
- 11. La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el
pueblo. Hasta que un día, cuando ella tuvo dieciocho y él veintitrés, el pueblo
entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran. Les regalaron una
cabaña, con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador.
Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de
su familia y del pueblo, que tanto había ayudado en esa relación. Y vivieron
allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño,
disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se
acercaba, ella sintió que debía hacer algo para demostrarle a él su profundo
amor. Pensó hacerle un regalo que significara esto. Un hacha nueva relacionaría
todo con el trabajo; un pulóver tejido tampoco la convencía, pues ya le había
tejido pulóveres en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo...
Decidió bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí y empezó a caminar por
las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan
importante y que ella pudiera comprar con las monedas que, semanas antes, había
ido guardando de los vueltos de las compras pensando que se acercaba la fecha
del aniversario. Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa
cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces recordó que había un solo objeto
material que él adoraba verdaderamente, que él consideraba valioso. Se trataba
de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Desde chico,
él guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su
cama. Todas las noches abría la mesita de luz, sacaba del sobre de gamuza aquel
reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo hasta
que la cuerda se terminaba, lo volvía a lustrar, lo acariciaba un rato y lo
guardaba nuevamente en el estuche. Ella pensó: "Que maravilloso regalo sería
esta cadena de oro para aquel reloj." Entró a preguntar cuánto valía y, ante la
respuesta, una angustia la tomó por sorpresa. Era mucho más dinero del que ella
había imaginado, mucho más de lo que ella había podido juntar. Hubiera tenido
que esperar tres aniversarios más para poder comprárselo. Pero ella no podía
esperar tanto. Salió del pueblo un poco triste, pensando qué hacer para
conseguir el dinero necesario para esto. Entonces pensó en trabajar, pero no
sabía cómo; y pensó y pensó, hasta que, al pasar por la única peluquería del
pueblo, se encontró con un cartel que decía: "Se compra pelo natural". Y como
ella tenía ese pelo rubio, que no se había cortado desde que tenía diez años, no
tardó en entrar a preguntar. El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la
cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el
reloj. No dudó. Le dijo a la peluquera: - Si dentro de tres días regreso para
venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría? - Seguro - fue la respuesta. -
Entonces en tres días estaré aquí. Regresó a la joyería, dejó reservada la
cadena y volvió a su casa. No dijo nada. El día del aniversario, ellos dos se
abrazaron un poquito más fuerte que de costumbre. Luego, él se fue a trabajar y
ella bajó al pueblo. Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el
dinero, se dirigió a la joyería. Compró allí la cadena de oro y la caja de
madera. Cuando llegó a su casa, cocinó y esperó que se hiciera la tarde, momento
en que él solía regresar. A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa
cuando él llegaba, esta vez ella bajó las luces, puso sólo dos velas y se colocó
un pañuelo en la cabeza. Porque él también amaba su pelo y ella no quería que él
se diera cuenta de que se lo había cortado. Ya habría tiempo después para
explicárselo. Él llegó. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se
querían. Entonces, ella sacó de debajo de la mesa la caja de madera que contenía
la cadena de oro para el reloj. Y él fue hasta el ropero y extrajo de allí una
caja muy grande que le había traído mientras ella no estaba. La caja contenía
dos enormes peinetones que él había comprado... vendiendo el reloj de oro del
abuelo. Si ustedes creen que el amor es sacrificio, por favor, no se olviden de
esta historia. El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino
para disfrutar de su existencia. LA TRISTEZA Y LA FURIA En un reino encantado
donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan
eternamente sin darse cuenta... En un reino mágico, donde las cosas no
tangibles, se vuelven concretas. Había una vez... un estanque maravilloso. Era
una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores
existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban
permanentemente... Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a
bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia. Las dos se quitaron
sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada (como
siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más
rápidamente aún, salió del agua
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De: Tatiana |
Enviado: 28/01/2013 23:48 |
Las dos se quitaron
sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada (como
siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más
rápidamente aún, salió del agua
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