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De: Tatiana (Mensaje original) |
Enviado: 26/01/2013 19:22 |
Carta sin fecha
Amigo: sé que existes,
pero ignoro tu nombre. No lo he sabido nunca ni lo quiero saber. Pero te
llamo amigo para hablar de hombre a hombre, que es el único modo de hablar de
una mujer.
Esa mujer es tuya, pero también es
mía. Si es más mía que tuya, lo saben ella y Dios. Sólo sé que hoy me
quiere como ayer te quería, aunque quizá mañana nos olvide a los
dos.
Ya ves, ahora es de noche. Yo te
llamo mi amigo; yo, que aprendí a estar solo para quererla más; y ella, en
tu propia almohada, tal vez sueña conmigo; y tú, que no lo sabes, no la
despertarás.
¡Qué importa lo que sueña! Déjala
así, dormida. Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer. Y ella irá de tu
brazo para toda la vida, y abrirá las ventanas en el
atardecer.
Quédate tú con ella. Yo seguiré el
camino. Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar, y nunca rompo
el vaso donde bebí un buen vino, ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el
mar.
Y pasarán los años favorables o
adversos, y nacerán las rosas que nacen porque sí; y acaso tú, algún día,
leerás estos versos, sin saber que los hice por ella y para ti...
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De: Tatiana |
Enviado: 29/01/2013 22:10 |
Esa mujer es tuya, pero también es
mía. Si es más mía que tuya, lo saben ella y Dios. Sólo sé que hoy me
quiere como ayer te quería, aunque quizá mañana nos olvide a los
dos.
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