Amor
tardío
Tardíamente, en el
jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba
milagrosa
el deprimente anochecer de estío.
Y, sedienta de miel y de
rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última
rosa
con la primera ráfaga de frío.
Y yo, que voy andando hacia el
poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una
ilusión;
pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del
día,
qué tarde llegas a mi corazón...